Categoría: Mis libros

Stefan Zweig…

«… Nunca he vuelto a verlo. Nunca he recibido una carta o un mensaje de él. Su libro no ha sido publicado, su nombre ha caído en el olvido; nadie lo recuerda salvo yo. Pero todavía hoy, como el muchacho inseguro de entonces, sé que a nadie debo más: ni a mi padre y mi madre antes de él, ni a mi esposa e hijos después de él. A nadie he amado tanto»

Así termina Confusión de Sentimientos de Stefan Zweig.

Hoy he cerrado la última página con algo de tristeza, como siempre que leo alguno de sus libros, porque ya se acaba el pasearme por una de sus historias con esa forma tan especial que tiene de escribir.

En este libro Zweig, profundiza en el corazón humano de una forma hasta dolorosa. Todos los sentimientos de amor, vergüenza, sabiduría, pasión, van desfilando por sus páginas para dar forma a la figura de Roland, un joven estudiante que descubre su amor por el saber al conocer a un brillante profesor.

zweig

El alumno no sabe lo que siente, el profesor se desconcierta ante los sentimientos del alumno. ¿Quien fue el primero que empezó a sentir? De ahí el titulo, Confusión, porque es lo que sienten.

El final nos sorprende si no hemos captado los distintos matices de los dos protagonistas, pero no lo hace si seguimos la evolución de la relación entre ambos.

Sus libros son casi estudios psicológicos porque siempre se adentra en lo más profundo del ser humano. Donde se crean esos sentimientos complejos que, quizá no salen a la luz, hasta pasados los años y nos llega la experiencia.

Este libro también me lo ha recomendado mi librera Chelo Puente (http://lalibreriadechelo.wordpress.com) y como todos ellos, me ha enamorado.

La prosa de Stefan Zweig es pura poesía y es ese lirismo el que a mí me conmueve.

Como siempre digo, no soy crítico literario, pero… os recomiendo esta joya. Os pasará como a mí… sentiréis que se acabe. Ya no sólo por el contenido, sino porque su forma de escribir es tan sencilla y bella, que te atrapa.

 

 

 

Seda…

«De pronto,
sin moverse lo más mínimo,
aquella muchacha
abrió los ojos»
 
Ayer volví a leer Seda.
 
Coges el libro y empiezas a deslizarte por él de una forma tan ligera que cuando has llegado al final, piensas si lo que has leído es tan solo un sueño.
Es un viaje a través de la sensibilidad y con una estética tan delicada que parece una caricia. Caminas entre sus páginas y poco a poco te dejas embargar por la historia.
Su sencillez te atrapa, pero acaba por hacerte una herida en el corazón a fuerza de intentar dar nombre a un amor que no tiene nombre.
 
 
 
Es un libro bellísimo para leer en esa terraza íntima frente al mar, oyendo como te arrulla su sonido o frente a una chimenea encendida mientras las montañas te observan.
En soledad, con una luz tenue, te dejas llevar hasta un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento, cogidos de la mano de Hervé Joncour.

La fragilidad de las Ipomeas

Fragmento de la novela «La fragilidad de las Ipomeas»


«Pero ahí estaba, en medio del caos de mis sentimientos. Fue la que hizo que me  enfrentara a la vida que había llevado hasta aquel momento y que me preguntara, si era lo que yo realmente deseaba. Guio mis pasos en la búsqueda de una felicidad que en el pasado pensaba que podía encontrar al dar la vuelta en la primera esquina.
 
 

         Hoy, al volver la vista atrás, compruebo, que tengo que doblar muchas esquinas para conseguir ya no la felicidad, que aún en este momento no sé muy bien lo que significa, sino para encontrarme a mí misma o por lo menos una ligera imagen de lo que yo he deseado ser.»